No hay mejor victoria que una derrota honorable
Él jamás lanzó escudos con estrellas blancas, ni martillos poderosos al aire.Tampoco salvó a la humanidad vestido de automóvil gigante con extremidades de metal. No voló por cielos con una capa roja ni tejió telarañas en las calles de la ciudad. No creció con músculos verdes y fuerza invencible ni tampoco derrotó al enemigo con un antifaz de vampiro pardo. Él simplemente se precipitó a una quebrada sin pensarlo dos veces, sin capa ni escudo. Y aunque no salió victorioso de su hazaña, logró su cometido: salvar a Trisha, su perrita.
Víctor Hugo Ávila Solórzano, un guatemalteco joven y de corazón noble, dejó su vida en las profundidades de un barranco ubicado en San Cristóbal. Su vocación de rescatista animal y el impulso de salvarle la vida a su mejor amiga, Trisha, quien había caído a varios metros de profundidad, lo condujo a su muerte.
A Víctor no le importó el clima, ni el terreno, ni el riesgo. Su experiencia le llenó de fuerzas para bajar y encontrar a su fiel compañera. Luego de varias horas de búsqueda, Trisha apareció herida. Imagino ese reencuentro con lágrimas de alegría, emoción y cansancio, tal como lo demuestra la última fotografía que mandó por Whatsapp. El joven jamás imaginó que a su regreso encontraría la muerte; mas no la de Trisha. Con el animal en brazos y con un arnés improvisado, Víctor resbaló y su corazón dejó de latir tras un golpe mortal.
Su alma y su energía, aún aferradas a Trisha, lograron que el sacrificio valiera la pena. Él no lo logró, pero su perrita sí.
Muchos consideran que fue una tragedia -y no lo dudo-, y que quien debía morir era Trisha. Pero Dios no lo dispuso así. Víctor fue el héroe silencioso que sin pregonar su valentía y altruismo, dio la vida por su mascota. Estaba escrito en su sangre. El joven provenía de una familia de rescatistas de animales y murió haciendo lo que él quería.
Es curioso ver cómo muchos héroes de la naturaleza mueren ejerciendo su vocación. Hoy le tocó a Víctor. Pero no murió en vano porque Trisha, quien ya fue rescatada y devuelta a la familia, llevará un pedazo de su alma en cada paso, cada ladrido y cada respiración. Algún día se volverán a encontrar.
No conocí a Víctor personalmente; pero el reflejo de su corazón transparente y noble, me hacen pensar que lo conocía de antaño.
Mi más sentido pésame a la familia de Víctor. Dios les brinde paz y resignación. Gracias por enseñar a su hijo los valores y la valentía que todos los seres humanos necesitamos para construir un mundo mejor. Víctor puso su granote de arena en esta Tierra con su heroísmo y osadía. Dar la vida por un animal es un sacrificio que requiere muchas agallas, mucho amor y coraje. Sepan que tienen un ángel en el Cielo, que va a cuidar de ustedes y de sus mascotas. Él ya descansa en paz, a la par de Dios Padre y la Virgen María. Estoy segura de que esté en la sección de animales celestiales. ¡Gracias por dar a Guatemala un nuevo héroe! Víctor Hugo, nombre de grandes en la historia.
Mi más sentido pésame también a Pet Rescue por la inmensa pérdida. Piensen que su trabajo no es en vano. Sigan adelante con esa tarea y misión tan especial. Dios algún día se los remunerará con creces. ¡Gracias por formar esta agrupación tan importante para nuestro país!
Los animales también deben tener quién por ellos
Muchos ignorantes piensan que Víctor se arriesgó demasiado por un simple animal. En primer lugar, los animales no son simples y el trabajar por sus derechos y por sus vidas, es una vocación igual de altruista que quienes trabajan por los humanos. Si todos debiéramos ayudar a los humanos ¿quién por los animales? Estos seres forman parte de la Creación de Dios, y estoy segura que es de su parte favorita.
Ojalá aprendamos de Víctor, quien no le importó lastimarse con tal de encontrar a su perra. Digo esto en contraste con las tristes noticias que vemos día a día en las redes sociales sobre perros maltratados, abandonados, mutilados con mala intención. O animales en peligro de extinción que están siendo cazados por intereses económicos y vanidad.
Mientras muchos humanoides monstruosos se dedican a torturar a la naturaleza, algunos están dando la vida por ella. ¡Gracias Víctor Hugo! Guatemala tiene un nuevo héroe.
