Es mayo y pronto estaremos celebrando el día que pone en alto el nombre que todas las mujeres que tenemos un hijo -ya sea biológico o adoptivo- llevamos en común: Mamá.
En este mes todo se asocia con el ser madre: desde la publicidad con sus videos emotivos donde con un simple guión nos erizan la piel y nos sacan las lágrimas, hasta las poesías, cantos y las tarjetas de felicitación que con tanto amor preparan nuestros hijos con el fin de agradecer esa tarea tan polifacética y multidisciplinaria que realizamos día con día, titánica para muchos o insignificante para otros que no aprecian el paquete de atribuciones que este rol ofrece.
Si algo nos pasa constantemente, es que con frecuencia escuchamos la palabra “mamá” como un eco en nuestro interior. Recuerdo varios episodios en mi vida maternal en los cuales sin razón alguna mi mente repite “mamá, mamá y mamá” incluso estando mis hijas dormidas.
No importa la edad que tengan los hijos, pueden ser chicos o adultos, pero siempre escuchamos esta palabra como un reflejo en nuestro corazón e incluso en nuestro subconsciente cuando soñamos, dormidas o despiertas… Esa palabra que desde que nacemos mencionamos cada vez que necesitamos comunicarnos con ese ser que sencilla y cálidamente nos acoge entre sus brazos.
Pero, ¿por qué decimos “mamá” y no otro nombre o palabra para referirnos a este rol o ser que resuelve nuestra vida con un beso y un abrazo arropado? Me he hecho la pregunta varias veces y después de indagar acerca de su significado, encontré indicios que me hacen sospechar que “mamá” es una de las pocas palabras que no tiene variación en la mayoría de los idiomas occidentales: se pronuncia de forma muy similar a pesar de las diferencias culturales y lingüísticas.
Curioso, en las culturas occidentales podemos tener un lenguaje o idioma diferente, pero tenemos palabras similares para designar a la madre: “mamá” en español, “mamma” en italiano o en alemán, “maman” en francés, “mom” en inglés, “mor” en danés… Pienso que la razón podría ser porque “ma” es una de las sílabas que primero pronuncia un bebé desde temprana edad por los movimientos bucales que aprende al momento de mamar. En nuestro idioma, esta sílaba también forma parte de varias palabras asociadas: mamá, mama, amamantar, mamífero, maternidad, mamila, etc. Asimismo, he notado en mis dos hijas que “mamá” es esa palabra que mencionaron desde bebés como la primera forma de comunicarme un mensaje básico: “tengo hambre, quiero comer”.
Continuando mi búsqueda, pude encontrar que “mamá” también tiene relación con el amar, por ejemplo en idiomas como el euskera la palabra “ama” significa “madre”; pero, de dónde proviene el origen de esta palabra en realidad, nadie lo sabe concretamente ni con certeza. Es probable que haya sido algo que aprendimos por estímulo, repetición, imitación, adopción, costumbre o tradición. Lo cierto es que una “mamá” para nosotras, es la mujer que resguarda el bienestar de sus hijos, la que transmite vida a través de su cuerpo por el acto de gestar, amamantar o incluso en el caso de las madres adoptivas, al criarles con el mismo amor maternal.
En este mes no solo celebremos para nosotras, también celebremos a los que nos han convertido en mamás: nuestros hijos, quienes siempre nos verán únicas, irrepetibles, omnipotentes y hasta con un tinte de súper heroínas, porque siempre seremos ese ser que les cuida con amor natural y sencillo haciéndolos sentirse resguardados, protegidos y confiados como cuando les hacemos formar parte de nuestras vidas por siempre.






