El Real Madrid conoce de primera mano el deseo de Mbappé de vestir de blanco la próxima temporada. El futbolista y su padre, Wilfried Mbappé, se lo comunicaron al club en una reunión sostenida en junio pasado.
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La firme intención del jugador de abandonar al Mónaco este verano reactivó el interés en la capital española. Pese a ello, la entidad madridista no tiene prisa. En las oficinas del Santiago Bernabéu están habituados a esperar hasta el último día del mercado para cerrar una contratación. Ocurrió con Bale, Modric o Ronaldo. Ya lo dijo Zidane: “Hasta el 31 de agosto puede pasar de todo”. En este caso, la ventana estival no concluye hasta el 1 de septiembre.
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La falta de gol en la pretemporada (cinco tantos en cuatro partidos) hizo sonar todas las alarmas. La ausencia de Cristiano Ronaldo en Estados Unidos y la pólvora mojada de Bale y Benzema preocupan a Zidane.
Los merengues regresaron el jueves de tierras americanas con el contador a cero. El técnico confía en la aportación realizadora del portugués, pero teme que el equipo pueda acusar su baja en futuras citas.
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La llegada de Mbappé dinamitaría el ataque merengue, que quedó un tanto tocado tras la salida de Morata.
*Con información de AS
