Los maestros construyen ciudadanos nuevos, ayudan a descubrir vocaciones, forman a la gente del futuro y proporcionan a sus alumnos la más importante arma contra la ignorancia y la descomposición social: la educación.
La casa es el primer lugar de aprendizaje, pero son los maestros quiénes en realidad reafirman el conocimiento y forman en valores y autoestima. Con ellos se modulan las primeras frases en escritura y lectura y se logran los primeros resultados de una suma o una resta.
La paciencia
Un maestro es sinónimo de paciencia, de respeto, de sabiduría, cualidades que todo mentor debe poseer y que resultan ser ingredientes especiales que brindan las herramientas necesarias para enfrentar todos los retos que la vida impone y forjar el carácter de cada persona.
Marcan el camino
Existen maestros que por su entrega a la docencia, se convierten en verdaderos ejemplos y son guías de toda la vida, aunque ya no se encuentren físicamente. Su obra y sus enseñanzas, jamás se olvidan. Son como un libro especial que permite seguir el camino correcto.
La vocación
El principal aspecto que todo docente debe tener es la vocación. Amar la carrera es esencial. Porque si no es así se corre el riesgo de sufrir con el desempeño y se puede perjudicar a muchos estudiantes. Es tan maravillosa la profesión de enseñar, que aquellos que han llegado a la docencia de otros campos profesionales, experimentan un maravilloso ejercicio que no tiene comparación.
Honor a los maestros
Los auténticos maestros de vocación se olvidan de sí mismos para entregar toda su sapiencia a los niños y jóvenes, sin importar su situación. Son maestros para todos, no importa la condición social o credo religioso. Siempre tendrán consejos y conocimientos a tiempo para enriquecer a todas aquellos a quienes tienen el privilegio de formar.




