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"Por si acaso": las creencias de los abuelitos aún siguen vivas

  • Con información de Gabriel Woltk/Colaborador
21 de septiembre de 2025, 08:35
Barrer de noche puede alejar la abundancia decían los abuelitos. (Foto: Shutterstock)

Barrer de noche puede alejar la abundancia decían los abuelitos. (Foto: Shutterstock)

En Guatemala un bebé puede llevar una pulsera roja para protegerse del "mal de ojo", una mariposa negra puede ser señal de una mala noticia, y un sueño debe contarse para que no se cumpla. No son costumbres del pasado, son creencias que siguen vivas en miles de hogares y forman parte de nuestra cultura.

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Las supersticiones no son simples ocurrencias. Son pequeños actos cotidianos que quizás no se aprenden en libros, pero que se heredan de generación en generación.

A diferencia de los mitos que explican los orígenes de un pueblo, y de las leyendas que cuentan historias pasadas, las supersticiones son creencias sobre el bien, el mal y la suerte.

El registro más antiguo que se tiene de una superstición se encontró en una serie de tablillas en la antigua Mesopotamia. Datan 2 mil años antes de Cristo y evidencian la creencia de que según el animal con el que se soñaba, así se podía predecir una desgracia o una bendición.

Salir a la calle a pasear una maleta el 31 de diciembre puede augurar un Año Nuevo lleno de viajes. (Foto: Shutterstock)
Salir a la calle a pasear una maleta el 31 de diciembre puede augurar un Año Nuevo lleno de viajes. (Foto: Shutterstock)

Al mismo tiempo, en Mesoamérica, los mayas también forjaban sus propias supersticiones relacionadas con los sueños o con ciertos rituales para proteger las cosechas o llamar a la lluvia. Hasta la fecha aún persisten algunas prácticas como las "limpias" con hierbas para alejar a los malos espíritus.

Para las civilizaciones antiguas ese tipo de supersticiones eran importantes para entender el mundo y también para sentir cierto control sobre su destino.

Con el paso de los siglos la ciencia fue dando una mejor explicación del mundo y demostrando que no había sustento detrás de estas supersticiones. También la religión fue en contra de estas prácticas. En el cristianismo se les considera contrarias a la fe. Incluso el Catecismo de la Iglesia Católica, las cataloga como actos de idolatría.

A pesar de ello, las supersticiones se mantienen vivas. Su importancia no radica en que puedan tener un sustento científico, sino en su valor cultural y en que hoy, al igual que hace miles de años, nos siguen dando una sensación de control fuente al miedo o la incertidumbre y por ende, ayudándonos a reducir la ansiedad.

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