Para decenas de guatemaltecos católicos la época de cuaresma es para reflexionar sobre la muerte y resurrección de Jesucristo. Durante esos días los feligreses se someten a varios días de ayuno acompañados de peticiones y agradecimientos.
Esta tradición guatemalteca ha florecido en los últimos años por el esfuerzo que cada una de las hermandades que integran las diferentes iglesias han puesto en las actividades.
Todo inicia el Miércoles de Ceniza, con la imposición de la cruz de ceniza sobre la frente de cada una de las personas que se acerca a la iglesia.
Muchas personas cuentan los días para que esta fecha llegue y así desbordar de nuevo la pasión y devoción que esto trae a sus vidas.

Juan Manuel Castillo, es un personaje que vive la Semana Santa, incluso antes de que inicie la cuaresma.
Juan Manuel armoniza todo a su alrededor. En su carro puedes escuchar marchas fúnebres a todo volumen, cabe resaltar que conoce el nombre de cada una de ellas. Todo aquel que se encuentre cerca o que lo llame se puede percatar que su backtone y ringtone es una marcha fúnebre.

Pero la pasión y tradición por la túnica de Cucurucho fue transmitida a Juan Manuel por su padre, Héctor Fernando Castillo, quien desde muy pequeños les inculcó a él y a su hermano ese amor por la Cuaresma.
“Desde que tengo cinco años mis papás me vistieron por primera vez como cucurucho y desde allí no he parado. En el 2013 cumplo 50 años de cargar y me siento bendecido cada vez que lo hago”, afirma con emoción Héctor Castillo.
No importa la edad a la que las personas experimenten el convertirse en cucurucho, hay algunos que lo hacen y no le gusta otras desde la primera vez siente la conexión y se quedan allí para siempre, asegura Héctor Castillo.
Juan Manuel es padre de Isabela una hermosa bebé que recién cumplió su primer año y desde ya tiene su turno de aspirante, para pasarle la tradición a una generación más.

La pasión por la túnica de generación en generación
Max Santa Cruz es un guatemalteco que le transmite a su hijo Max de 11 años, la pasión por llevar puesto un traje de cucurucho, pero más allá de vestirlo el significado que esto conlleva.
Este año el pequeño Max cargará por primera vez una anda procesional para adultos y esto lo llena de emoción. El niño relata que para estas fechas prefiere ir a las procesiones a cargar a diferencia de sus amigos que solo piensan en irse a la playa.
El padre orgulloso relata que uno de los mejores momentos es compartir juntos caminando vestidos con sus túnicas, en ese instante no existe el cansancio, más que la satisfacción de ver como crece el amor del pequeño Max hacia Jesucristo.

Cuando es momento de cargar “siempre pido techo, comida, trabajo y salud”, enfatiza Max.





