Descubre el arte del traje tradicional, la exquisitez de los dulces ancestrales y del chocolate artesanal
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Xela es tierra que respira cultura, tradición y creatividad. Cada producto típico que allí nace lleva consigo siglos de memoria, manos pacientes y orgullo de un pueblo altiplánico que se reconoce en lo que viste, come y celebra.
Entre los tesoros más representativos está el traje típico, una obra de arte que artesanas como Elva Toc Nimatuj siguen bordando con dedicación. Su familia, por más de cuatro generaciones, ha plasmado en los huipiles símbolos, colores e historias que cuentan la vida de su gente. "Desde mis abuelos hasta hoy hemos conservado esta tradición; cada puntada lleva un pedazo de nuestra cultura", comparte.

El dulzor también tiene rostro en la identidad quetzalteca. Por más de 25 años, Catarina Cahuex se ha dedicado a preparar delicias como chilacayote en miel, canillas de leche, tamarindos y los tradicionales higos, inseparables en ferias y celebraciones. "Son dulces que nos conectan con nuestra infancia y nuestras raíces", asegura.

El chocolate artesanal tiene otra historia que contar. Mirza Satey continúa un legado familiar que inició en 1920, cuidando con detalle la selección del cacao, el molido y el moldeado. "Nuestro chocolate no solo se toma, se siente; es memoria líquida", afirma orgullosa.

Y no se puede hablar de Quetzaltenango sin mencionar las shecas, el pan dulce que acompaña el café y el chocolate caliente. Su textura suave y su sabor inconfundible las han convertido en emblema de la mesa quetzalteca.
Estos productos, nacidos entre técnicas ancestrales y esmero artesanal, no solo endulzan y visten la vida cotidiana. Son, ante todo, relatos vivos de un pueblo que preserva su identidad y la comparte con el mundo.

No pueden faltar en la feria
Otro producto infaltable de las festividades locales son las roscas endulzadas con panela, que Heidi Citalán elabora siguiendo una receta familiar de más de un siglo.
"Se disfrutan especialmente con el tradicional chocolate caliente, también con café o té; no hay feria sin roscas", asegura con orgullo.




