Ubicado justo a un costado de la carretera, en el km 99 de la ruta antigua al Puerto, el río El Cantil, o el de La Bananera como le dicen, se ha convertido en el destino ideal para propios y extraños
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Este afluente es un ramal del Achiguate y quienes llegan en vehículos livianos pueden estacionarse al lado de una finca privada en donde el costo del estacionamiento incluye uso de sillas, mesas, hamacas y churrasquera; el río en este espacio es tranquilo y bajo de profundidad.
Del otro lado, al inicio de los terrenos de La Bananera, se forma una poza de gran tamaño, un poco más profunda, en donde los visitantes pueden nadar, jugar con pelotas, bucear, intentar atrapar algún pez o camarones y los más atrevidos se lanzan desde la orilla de la carretera hacia el agua.

A un costado de la poza hay un espacio en donde los visitantes pueden encender fogatas para cocinar, colocar hamacas en algunos árboles, incluso hay algunos comerciantes que ofrece golosinas y aguas bien frías.

"En la mañana cuando veníamos nos pareció el lugar ideal para desayunar bajo las sombra de los árboles, luego nos fuimos a la playa y de regreso pasamos a quitarnos el agua salada y a refrescarnos esperando que pasara el tiempo y así evitar colas en el camino", dijo don Arnoldo Vasquez, quien junto a su familia viajó desde Totonicapán a este lugar.





