Paulo Ito, artista callejero paulista, pintó un mural el 10 de mayo pasado en la escuela del barrio de Pompeia en Sao Paulo donde retrató a un niño llorando porque solo tiene un balón de fútbol en su plato. La imagen inmediatamente se volvió viral. Ya la han compartido miles de veces y se está volviendo uno de los íconos de las protestas. Toda una sorpresa para un grafitero que lleva más de 14 años coloreando los muros.
Ahora miles de artistas callejeros se manifiestan anónimamente contra el negocio mundialista, donde el gobierno de Brasil ha invertido 11 mil millones de dólares.
Con información de www.semana.com.




