En el marco del Women Economic Forum (WEF), celebrado recientemente en Cuenca, Ecuador, Guatemala recibió un nuevo reconocimiento al liderazgo, los negocios, la transformación y el bienestar, de la mano con el talento femenino.
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Fanny D. Estrada, Directora de Relaciones Institucionales de AGEXPORT, fue reconocida con el galardón a las Mujeres Excepcionales por su aporte a la promoción del desarrollo sostenible y la inclusión desde el sector exportador. A continuación, un extracto de la entrevista que concedió a Economía Hoy.
¿Cuál fue el objetivo del foro?
Es un foro que convoca a mujeres excepcionales, destacadas por su excelencia. Las invitan por referencias que llegan de distintos países y allí cuentan su historia: qué han hecho, cómo lo lograron, qué aportes han dado. Son casos de éxito que sirven de ejemplo a otras mujeres que también asisten. En esa ocasión hubo mucha presencia de América, sobre todo de Sudamérica: Colombia, Perú, Chile, Brasil, Ecuador, entre otros.
¿En su caso, recibió algún reconocimiento en particular?
No, el reconocimiento es general y se llama Mujeres Excepcionales. En mi caso, participé en el capítulo de temas económicos del Foro. La idea era presentar cómo las mujeres han hecho aportes en la sociedad a través del desarrollo económico, el crecimiento de los negocios y la generación de cambios importantes en sus países.
¿Qué significó para usted recibir ese reconocimiento en el foro?
Me sentí muy orgullosa de representar a Guatemala y a sus mujeres. La labor de AGEXPORT realmente se destaca a nivel internacional y no se encuentran instituciones similares en otros países. Fue un honor mostrar un modelo bien hecho, con solidaridad empresarial, responsabilidad social, capacidad de diálogo y, sobre todo, resultados concretos que benefician al país.
¿Qué caso concreto compartió usted?
Presenté el caso de AGEXPORT. Expliqué cómo los exportadores de Guatemala, organizados en esta institución, han transformado el país: cómo se ha apoyado el desarrollo rural, cómo se ha incorporado a pequeñas, medianas y grandes empresas al comercio internacional, y cómo incluso pequeños productores han logrado posicionarse en el mundo. Conté cuáles son los principios que inspiran a la institución, las herramientas que se usan y cómo se ha logrado esa integración para competir juntos en los mercados internacionales.
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¿Cuál fue la reacción del público con su exposición?
Llamó mucho la atención porque se mostró una estrategia que no solo es de una institución, sino de todo un país. La transformación se ha dado gracias al liderazgo de AGEXPORT, pero también al esfuerzo de las empresas, los productores y a políticas públicas que han acompañado el proceso. Claro, todavía hay rezagos en infraestructura, carreteras, puertos o tecnología. Pero hubo un punto de quiebre hace más de 30 años, cuando se aprobaron dos leyes que impulsaron nuevas exportaciones. Hoy, más del 75% de lo que exporta Guatemala son productos que antes no existían en la canasta exportadora.
¿Qué papel jugó la alianza entre sector público y privado?
Fue clave. En el foro CONAPEX (Consejo Nacional de Promoción de Exportaciones) se definió la política de comercio exterior y competitividad, y se negociaron tratados de libre comercio. Después vinieron las leyes, el fortalecimiento de los delegados comerciales en más de 25 países, y al mismo tiempo el liderazgo de AGEXPORT para organizar empresas, acompañarlas a ferias, brindar asistencia técnica y establecer alianzas estratégicas con la cooperación internacional.
¿Qué rol ha tenido la cooperación internacional?
Ha sido muy importante, sobre todo para desarrollar cadenas de exportación en el área rural. Todo esto ha tomado décadas. Más adelante surgió el sector de servicios, que hoy tiene un gran potencial. Allí se emplea a mucho talento humano que sale de las universidades y que ya no solo exporta bienes, sino conocimiento: servicios médicos, ingeniería, tecnología, asesorías legales, recursos humanos. Es un sector con muchísimo futuro para Guatemala.
¿Y cuál debe ser el papel de la mujer en este proceso?
Yo creo que no se trata de verlo como un tema feminista, sino de reconocer que las mujeres son parte vital de la sociedad. En las últimas décadas se han preparado mucho y aportan eficiencia, orden, innovación y, además, humanizan actividades económicas que antes eran dominadas por hombres. Está demostrado que las empresas que combinan talento masculino y femenino tienen mejores resultados.
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¿Cómo ha cambiado la presencia femenina en la educación y las profesiones?
Cuando yo estudié en la universidad, en mi carrera éramos 95 hombres y solo 5 mujeres. Hoy, en esas mismas carreras, incluso hay más mujeres que hombres. Ahora vemos abogadas, arquitectas, ingenieras, mujeres trabajando en construcción. Todas muy capaces, con la habilidad de manejar varios temas a la vez y de aportar una visión más humana en las organizaciones.
¿Cuáles son los retos pendientes en Guatemala?
El mayor reto está en el interior del país. Allí todavía hay discriminación, violencia contra la mujer, problemas de educación, de nutrición y hasta de alfabetización. El problema de Guatemala no es de alimentos, sino de conocimiento y cultura nutricional. Otro gran desafío es fomentar el emprendimiento, especialmente entre mujeres rurales.
¿Qué se está haciendo en ese campo?
AGEXPORT, con apoyo de la cooperación internacional, impulsa programas que han dado muy buenos resultados. Se enseña a las mujeres a producir mejor, con técnicas modernas, y muchos de sus productos —sobre todo los hechos a mano— ya forman parte de cadenas de exportación. Además, existe la Comisión de Mujeres Exportadoras, integrada por empresarias con trayectorias impresionantes. Ellas no solo han creado sus negocios, sino que arrastran a más mujeres con ellas. Organizan congresos en Cobán, Quetzaltenango y la capital, y promueven espacios para compartir experiencia y conocimiento.
Recientemente se realizó el Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE) ¿Cómo se integra la visión de la mujer empresaria en un foro como este?
En el mundo de los negocios, lo que ocurre en el entorno económico o político es relevante. Si una mujer lidera un negocio, tiene que estar al día de todo aquello que puede repercutir en lo que hace. ENADE se ha convertido en un evento que posiciona a quienes asisten, públicos o privados en los temas relevantes y los cuales hay que posicionar en los tomadores de decisiones o en quienes influyen para que se resuelvan. El Foro abre espacios para panelistas y disertantes mujeres, que con sus experiencias contribuyen a reforzar la necesidad de resolver las limitantes del país.
Para cerrar, ¿qué mensaje le daría a la sociedad guatemalteca?
Guatemala tiene todo para convertirse en un país con bienestar: recursos naturales, clima, ubicación estratégica, gente trabajadora y un empresariado responsable. El trabajador guatemalteco es muy valorado en el exterior por su cumplimiento y compromiso, cualidades fundamentales en los negocios internacionales. Lo que hace falta es más unidad de propósitos entre sector público, privado, político y académico. Con esa unión, Guatemala tiene la capacidad de salir adelante y generar bienestar para todos.





